lunes, 4 de marzo de 2019

Hornos de yeso


  

En las comarcas orientales de Huesca abundan los afloramientos de yesos, especialmente en el núcleo del llamado anticlinal Barbastro-Balaguer, una estructura kilométrica que recorre la zona con una orientación aproximada E-O, y en la que están asentadas localidades como La Almunia de San Juan, San Esteban de Litera o Alcampell.

 Horno yesero de San Esteban, con la cantera al fondo
 Desde la antigüedad el yeso fue una roca utilizada como material de construcción. En todos estos pueblos es todavía posible encontrar edificaciones construidas con sillares de yesos, perfectamente mimetizadas con el paisaje blanco y gris. Este material, también fue utilizado habitualmente como mortero, hasta su sustitución paulatina por el hormigón y el ladrillo.
            Debemos aclarar en este punto, que el término “yeso” en Geología hace referencia a un mineral o a una roca constituida por CaSO4.2H2O (sulfato de calcio hidratado), mientras que cuando nos referimos a “yeso” como material de construcción, nos referimos a un polvo formado por sulfato de calcio (CaSO4 anhidro) El paso pues de materia prima a material de construcción es obvio. Basta con extraer la roca, deshidratarla por calentamiento y posteriormente molerla hasta alcanzar el tamaño de grano deseado. Estas operaciones eran llevadas a cabo de forma artesanal en los hornos de yeso.
            En San Esteban de Litera existe un buen ejemplo de horno de yeso en la salida del pueblo en dirección a Peralta de la Sal por la comarcal A-2216, poco después de dejar atrás las piscinas, en una explanada situada a la derecha de la carretera. El horno es un edificio, parcialmente derruido, constituido por dos plantas, con la fachada de ladrillo y varias portezuelas en la parte inferior. Sobre la planta superior existen vestigios de un tejado. La construcción está situada en una pendiente, y al fondo se observa la cantera de la que se extrajo la roca en los periodos de actividad.


 Horno de yeso de La Almunia de San Juan, con la cantera detrás.
           
La fabricación del yeso comenzaba con la extracción de la roca en la cantera. Por lo general se barrenaba el frente de excavación y se introducían dos o tres cartuchos de dinamita (que por cierto, se almacenaba allí mismo, en una caseta cercana) Tras la explosión, los bloques de yeso eran reducidos a mallazos hasta alcanzar un tamaño transportable en carretillas de madera. Luego se colocaban en la planta superior del horno. La planta inferior se llenaba de madera por las portezuelas y se prendía fuego. Las altas temperaturas provocaban la deshidratación progresiva de la roca suprayacente, en un proceso lento que llegaba a durar un día, lo que obligaba a mantener encendido el fuego todo ese tiempo. La planta superior del horno estaba protegida de las lluvias por un tejadillo. Terminada la operación, se transportaban los bloques hasta Binéfar, a un molino ya desaparecido que ocupaba la actual carpintería Borraz. Allí el material era pulverizado y se vendía a granel o se ensacaba. 
En la zona existen vestigios de hornos muy anteriores. El de San Esteban, tuvo su última remodelación en los años 50. Su actividad cesó definitivamente en la década de los 60, momento en el que las grandes cementeras se hicieron con el mercado.



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